Primero, es fundamental identificar qué derecho específico se está violando. La Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU establece una amplia gama de derechos, incluyendo el derecho a la vida, a la salud, a la educación, a la protección contra el abuso y la explotación, y a ser escuchado. Determinar el tipo de violación guiará las acciones a seguir. Ejemplos de violaciones incluyen: negligencia, abuso físico o emocional, explotación sexual, discriminación, o la falta de acceso a la educación o atención médica.

Si el niño está en peligro inmediato (por ejemplo, abuso físico o negligencia extrema), se debe contactar a las autoridades competentes de inmediato. Esto puede incluir la policía, servicios de protección infantil o una línea telefónica de emergencia para niños. La seguridad del niño es la prioridad principal. 

Documentar la violación es crucial. Esto puede incluir fotos, videos, testimonios de testigos, registros médicos, o cualquier otra evidencia que respalde la denuncia. Es importante mantener un registro detallado de todos los eventos y acciones tomadas. 

Presentar una denuncia formal ante las autoridades es el siguiente paso. Esto puede implicar una declaración escrita o una entrevista con un oficial de policía o un trabajador social. Es importante ser preciso y objetivo al describir la violación y proporcionar toda la evidencia recopilada.

Es esencial brindar apoyo emocional al niño afectado. Esto puede implicar buscar ayuda de un psicólogo infantil o un trabajador social especializado en trauma infantil. El objetivo es ayudar al niño a procesar lo sucedido y a recuperarse del trauma. 

Existen numerosas organizaciones que trabajan para proteger los derechos de los niños. Estas organizaciones pueden proporcionar apoyo, asesoramiento legal, y recursos adicionales para ayudar a las familias y a los niños afectados por la violación de sus derechos. Buscar ayuda de estas organizaciones puede ser fundamental para garantizar que el niño reciba la protección y el apoyo necesarios.